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segunda-feira, 26 de dezembro de 2011

Pablo, ¿es antifeminista?

Por Aline Steuer
Pablo, ¿es antifeminista? Durante siglos sus cartas han sido usadas tanto para silenciar a las mujeres como para controlar su apariencia en las asambleas cristianas. Mucho de esta opresión se debe a la dimensión normativa atribuida a los escritos paulinos por las iglesias. Parte de ella es debida al hecho de no separarse lo que se encuentra en aquellas cartas comúnmente aceptadas como auténticas cartas paulinas, de las interpretaciones elaboradas por discípulos de Pablo en una fecha posterior, cuando la Iglesia enfrentaba ya situaciones diferentes.

Algunas tentativas recientes de reconquistar espacio para la mujer en las iglesias alegan que las opiniones de Pablo son el resultado de una adaptación a las limitaciones culturales de su tiempo. A medida que nosotras “avanzamos”, dicen ellas, en la conciencia de la dignidad de cada persona, los pasos que disminuyen la mujer tendrán que ser releídos dentro de esta nueva visión cultural. Tal solución se hace necesaria en relación a las cartas post-paulinas. Para la literatura auténticamente paulina, vamos a argumentar como alternativa que Pablo no fue antifeminista. Por lo contrario, su práctica y sus cartas sirven más para desafiar cualquier limitación del papel de la mujer que para confirmar la represión. La práctica de Pablo.

En primer lugar, ¿que sabemos de las “co-laboradoras” de Pablo y las otras mujeres con quien se asoció, y qué tipos de relaciones tuvo con ellas? Obviamente, hay muchas mujeres sin nombres, miembros de comunidades paulinas, que conocemos indirectamente. Pero Pablo incluye varias mujeres en los saludos de despedida con los que acostumbra concluir sus cartas. Y de estas mujeres podemos sacar algunas conclusiones.

De las 25 personas nombradas en Romanos 16, por ejemplo, ocho son mujeres. Febe (16,1.2) es presentada como hermana, diaconisa de la Iglesia de Cencrea y patrona de muchos, inclusive, hasta del mismo Pablo. Claramente, Febe es una mujer que ejerce un papel de liderazgo en la Iglesia de Cencrea y es reconocida como tal. Prisca y Áquila (en este orden en Rm 16,3-5ª) son “co-laboradores”: “co-laboradores” en la enseñanza de la Palabra (Hch 18,26) y en el trabajo (Hch 18,1-3). Prisca y Áquila arriesgaron sus vidas por Pablo. También acogieron la comunidad cristiana en Corinto y en Roma (Rm 16,5ª; 1Cor 16,19). Parece que eran cristianos antes de encontrarse con Pablo, y, por lo tanto su fe no dependía de él. María, Trifena y Pérside (Rm 16,6.12) son saludadas como mujeres que trabajaron incansablemente entre las comunidades cristianas. Andrónico y Junia (Rm 16,7) ya eran cristianos cuando Pablo los conoció. El los llama personas notables entre los apóstoles y también compañeros de prisión. Es posible que fuesen uno de los matrimonios misioneros que, como Pablo, viajaban de ciudad en ciudad anunciando la Palabra. De cualquier manera, ¡Pablo reconoce una mujer como apóstola! Tal vez Julia y Filólogo, y Nereo y su hermana (¿esposa?) también hayan pertenecido al grupo de misioneros itinerantes, y haya sido así como Pablo llegó a conocerlos.
Filipenses nos da noticia de dos mujeres, Evodia y Síntique, que trabajaron juntamente con Pablo, Clemente y otros en aquella Iglesia (Flp 4,2-3). Cloe, la mujer que informa a Pablo de las divisiones en la comunidad de Corinto, lidera su propia casa y tiene medios para mandar un grupo a ver a Pablo (1 Co 1,11).

Esas mujeres, juntamente con otras no nombradas, condujeron sus negocios, viajaron independientemente y pusieron sus casas a disposición para el uso de las comunidades. Ellas son reconocidas por Pablo como co-laboradoras, apóstola, diácona, como personas que se fatigaron por la causa de Cristo tal como lo hizo el mismo Pablo. Los saludos valorizan estas mujeres y de ninguna manera insinúan que ellas tengan menos valor que los hombres que también son saludados y también son “co-laboradores” de Pablo. ¿Cómo se explica, entonces, que Pablo adquirió tanta fama de antifeminista?

Pablo y Sus cartas
Como mencionamos encima, las cartas escritas por los discípulos de Pablo en nombre de él contienen restricciones a las mujeres. Aparentemente, el aumento del número de cristianos en las últimas décadas del siglo I hizo que la atención se dirigiese para ellos en las ciudades. Como resultado, se sintió la necesidad de reglamentar la conducta de las mujeres, juntamente con la de los matrimonios, y de esclavos y maestros para que quedase más de acuerdo con la cultura dominante y patriarcal. Nuestra sospecha es que tal necesidad fue sentida ¡más por los “patriarcas” que por las mujeres o por los esclavos!

Pero estos discípulos de Pablo, sean de la primera o de la segunda generación, tenían que fundamentar sus enseñanzas en algunos escritos paulinos. De sus cartas auténticas, en 1 Co y en Gal es donde Pablo se refiere específicamente a mujeres, si exceptuamos los saludos o algunas analagías con el Antiguo Testamento. En Gal, Pablo utiliza una fórmula de Bautismo para afirmar: “No hay judío ni griego, ni hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer; pues todos sois una cosa sola en Cristo Jesús “(Gl 3,28). Por el Bautismo, por tanto, diferencias ante Dios o la comunidad desaparecen. Ni raza, ni origen social, ni sexo determinan derechos dentro de la comunidad cristiana. Dada esta posición de igualdad de la mujer al hombre en Gal, solamente nos queda investigar la 1ª Co.
Al analizar esta carta para juzgar si Pablo es culpable o no de las acusaciones de antifeminismo, vamos a plantear cuatro cuestiones: 1) ¿Los temas de la carta y la manera como son tratados combinan con una actitud patriarcal para con los mujeres? 2) ¿El estilo literario de la carta ayuda a iluminar la interpretación de Pablo? 3) ¿El pensamiento de Pablo sobre la mujer en el matrimonio es patriarcal o no? 4) ¿Es posible re-examinar, re-traducir y re-interpretar los dos textos en los cuales Pablo aparentemente rebaja o intenta controlar el comportamiento de las mujeres?

Los temas de 1ª Corintios y el Papel de la Mujer
Al comienzo de la carta, Pablo expone con total claridad que la sabiduría de Dios (la locura de la cruz) echa por tierra las falsas sabidurías del mundo. Dios escogió justamente la locura y la debilidad de este mundo para confundir lo que es sabio y fuerte; lo que en la óptica del mundo es despreciable, para que todos y todas puedan gloriarse únicamente en Jesús crucificado. Y continúa por toda la carta anunciando un giro copernicano de los patrones de la sociedad. El desafía a aquellos que se gloriaban de su ciencia, de su poder, o de su posición social de su familia (1,26). Por lo contrario, dice él, la manera de Dios es escoger a los locos, los débiles, los de origen común, los que son considerados sin valor, para confundir a aquellos que piensan que son importantes (1,27-28). Incluso el ser bautizado por un misionero importante o ser discípulo de algún cristiano famoso no da supremacía sobre nadie (1,8-16). Cualquier progreso que los corintios hayan logrado es don de Dios, y, por lo tanto, no tienen ellos ninguna razón para vanagloriarse (4,6-7). Pablo va contra toda expectativa de la cultura griega de exposiciones elocuentes y enfatiza que él es un trabajador artesanal, papel despreciado por los griegos libres como algo propio de esclavos (4,2; 9,4-15).

Pablo contesta también algunas prácticas cotidianas de las personas importantes en las sociedades griegas. Participar de las comidas donde se podía servir carne sacrificada a los ídolos es algo que sucedía en acontecimientos como funerales, matrimonios o celebraciones civiles, que involucraban ciudadanos importantes. Son ocasiones para los poderosos, ricos o nobles encontrarse para obtener beneficios mutuos o para exhibirse. Los mismos motivos animaban los banquetes ofrecidos en las casas de los ricos o poderosos, donde las comidas diferenciadas eran servidas conforme la posición social o la importancia del invitado. Pablo condena a los poderosos que no se preocupan con la conciencia de los otros en el caso de las carnes (10,14-35). Dentro de la comunidad de Corinto, la práctica de servir comidas diferenciadas provoca una declaración de que la eucaristía está siendo anulada porque las diferencias sociales no son resueltas en la comunidad y la celebración deja a unos hambrientos y a otros hartos (10,15-17; 11,17-34) Incluso los dones del Espíritu aparentemente fueron ocasión para la comunidad valorizar a algunos miembros más que a otros. En su respuesta, Pablo utiliza el cuerpo humano como metáfora para decir con claridad que son justamente los miembros menos valorizados que deben recibir mayor honra (12,12-26).

Hasta aquí hemos visto que, en los temas de toda la carta, Pablo constantemente va contra los valores de la sociedad. Enfatiza que la comunidad, que está compuesta de hombre y mujeres, de libres, libertos y esclavos, de ricos y pobres, debe ser de hecho en Cristo. Las cuestiones que dividen la comunidad son una amenaza para tal unión. ¿Cómo, entonces, podemos decir que él rebaja o silencia las mujeres debido a presiones sociales? ¿Será posible afirmar que Pablo es coherente cuando corrige a los corintios por honrar a los poderosos y despreciar a los débiles, si al mismo tiempo él rebaja a las mujeres para no ir contra las costumbres sociales?

El estilo de la carta

Es obvio que 1ª Co está organizada en torno a una serie de cuestiones planteadas por la comunidad o por noticias que Pablo había recibido. El toma estos asuntos y los reinterpreta, rechaza, desafía o alarga en un estilo retórico conocido como diatriba. En algunos versos de la carta, las cuestiones y los lemas de la comunidad son evidentes: 1,11; 5,17; 7,1ª. En otros momentos, las interpretaciones varían cuanto al origen del pensamiento: ¿es de Pablo o de los corintios? Ejemplos: 6,12; 7,1b. Si analizamos la carta en un esfuerzo por descubrir otros posibles pasos en que Pablo se esté refiriendo a alguna cuestión planteada por la comunidad o esté citando una postura para después refutarla, el aspecto retórico de la carta queda más evidente. Esta manera de leer la carta clarifica algunos argumentos de Pablo y, como veremos más abajo, da un nuevo enfoque a las afirmaciones aparentemente antifeministas de él. Tres de estas refutaciones de diatribas, 7,1b; 11,2; y 14,33b-35, tocan directamente esta cuestión.


Posibles indicaciones de Estilo de Diatriba en 1ª Corintios
Adversarios: Pablo:
1,12 Cada uno de vosotros dice: yo soy... 1,13 ¿Cristo estaría dividido?
2,15-16 El hombre espiritual, por el contrario, juzga todo y no es juzgado por nadie. 3,1 Cuanto a mi, hermanos, no os pude hablar como a hombres espirituales
5,1 Es general oír decir que entre vosotros existe lujuria 5,2 Y vosotros estáis llenos de orgullo
6,1 Cuando alguno de vosotros tiene una riña con otro, ¿cómo se atreve a llevarla a los injustos para ser juzgada? 6,2 Entonces, ¿no sabéis que los santos juzgarán el mundo?
6,12a Todo me está permitido 6,12b Pero no todo conviene
12c Todo me está permitido 12d Pero no me dejaré esclavizar por nada
13a Los alimentos son para el vientre y el vientre para los alimentos, y Dios destruirá aquellos y éste. 13b Pero el cuerpo no es para la fornicación y, sin, para el Señor y el Señor para el cuerpo
18 a Todo pecado que el hombre comenta es exterior a su cuerpo 18b Aquel, sin embargo, que se entrega a la fornicación peca contra su propio cuerpo
7,1 Pasemos a los puntos sobre los cuales me escribisteis: “Es bueno al hombre no tocar mujer” 7,2 Sin embargo, para evitar la fornicación, tenga cada hombre su mujer y cada mujer su marido.

7,25 (¿cuestión planteada?) 7,25 A propósito de las personas vírgenes (novias), no tengo precepto del Señor.
8,1 En lo referente a las carnes sacrificadas a los ídolos, es innegable que tenemos ciencia exacta 8,1b Pero la ciencia exacta hincha
4-6 Sabemos que un ídolo nada es en el mundo 6-7 Pero no todos tienen esta ciencia exacta
8 No son los alimentos que nos aproximan de Dios; si dejamos de comer, nada perdemos. 9 Tened cuidado, sin embargo, para que vuestra libertad no se vuelva ocasión de caída para los débiles
10,23 a Todo está permitido
23c Todo está permitido 10,23b Pero no todo conviene
23 d Pero no todo edifica
11,2 (Vosotros decía que) yo os alabo por acordaros de mi
11,3 Quiero, sin embargo, que sepáis
11,17 Noticias de la eucaristía 11,17 Dicho esto, no puedo alabaros
12,1 (Una cuestión sobre los dones espirituales? 12,1 A propósito de los dones del Espíritu, hermanos, no quiero que estéis en la ignorancia.
31 a (¿Están aspirando a los dones más altos?) 31b Puedo indicaros un camino que sobrepasa a todos
14,33b-35 Como sucede en todas las iglesias, las mujeres estén calladas en las asambleas 14,37 ¿Por ventura la palabra de Dios tiene su punto de partida en vosotros?¿O fuisteis vosotros los únicos que la recibisteis?
15,12b ¿Cómo pueden algunos de entre vosotros decir que no hay resurrección de entre los muertos? 15,12 a Si se anuncia que Cristo resucitó de entre los muertos
15,35 Pero, dirá alguien, ¿cómo resucitan los muertos? ¿con qué cuerpo vuelven? 15,36 ¡Insensatos! Lo que siembras no adquiere vida a no ser que muera

La mujer y el Matrimonio
En el capítulo 7, Pablo hace una afirmación chocante a respecto de la igualdad entre mujer y hombre. Dentro del hogar, en el área sexual, el hombre no es superior a la mujer. Cada uno y cada una tienen derechos recíprocos sobre el cuerpo del otro, de la otra. También afirma que las viudas tienen derecho a decidir si quieren casarse nuevamente o permanecer viudas, a pesar de su propia preferencia (11,40). Queda claro en el texto que las mujeres pudieron volverse cristianas sin consentimiento de sus maridos, aunque la costumbre fuera venerar los dioses del hogar del esposo. La mujer cuyo marido no es cristiano será la santificación de él. Si éste no quiere continuar con ella, sin embargo, la mujer queda libre.
La postura de Pablo está lejos del pensamiento patriarcal común de la época. No solamente dentro de la asamblea deberá haber igualdad, sino dentro de la familia también. A la luz de esta lectura vemos que la frase: “es bueno para el hombre no tocar mujer” es una afirmación que solamente podría haberse originado entre hombres que se juzgan por encima de todo que sea material o corporal, y también por encima de las mujeres. La respuesta de Pablo en 7,2ss es una cortada realista a una posición irreal; al mismo tiempo que declara la igualdad de las mujeres.

Pablo y la apariencia personal en las Asambleas Litúrgicas
Este texto comienza con una aparente alabanza de los corintios por haberse acordado de Pablo y por haber guardado las tradiciones (11,2). ¿Qué tradiciones son esas? Pues Pablo está continuamente llamando la atención de la comunidad a causa de aquello que está interpretando de manera equivocada. ¿Será que 11,2 es una cuestión retórica? ¿O una afirmación de los propios corintios que se gloriaban de haber seguido la enseñanza de Pablo? En el versículo 11,16 Pablo va a incluir su argumento diciendo que “no tenemos esta costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios”. Esta costumbre es aquella que los corintios están usando y que no está de acuerdo con las tradiciones de Pablo. ¿Cuál sería esa costumbre que lleva a Pablo a gastar tanta argumentación, casi igual al espacio que dedica a la Cena del Señor?

En nuestras biblias, el texto de 11,2-16 lleva el título de “El Velo de las Mujeres”. Lo que es extraño en este título es que el texto habla tanto de hombres cuanto de mujeres, y utiliza solamente una vez, en el v. 15, una palabra que puede ser traducida por “velo”. Ahora bien, exactamente en este versículo Pablo dice que a las mujeres les fueron dados cabellos largos como substituto de algo con que cubrir la cabeza (velo). En la mayoría de las interpretaciones, hechas por hombres para mujeres, el texto fue leído para apoyar el control sobre éstas, en cuanto cualquier referencia a los hombres en el texto fue ignorada. Parece que tales interpretaciones dieron base para los discípulos de Pablo desarrollar fuertes directrices que limitaban las actividades de las mujeres usando al propio Pablo como justificación.

Proponemos una lectura diferente aquí, teniendo en cuenta dos preguntas: ¿por qué Pablo dio tanta atención a este asunto? ¿Por qué la argumentación contiene tantas referencias a la historia de la creación, si la cuestión debe ser resuelta como algo cultural? Al abordar esas cuestiones, enfrentamos varios desafíos referentes a la traducción de las palabras del texto, como veremos.

Algo que parece evidente es que la clave para entender lo que se dice sobre la apariencia de hombres y de mujeres en las asambleas en los vv. 4 y 5 – y, por tanto, clave para todo el texto – se encuentra en los vv. 14 y 15. El versículo 4 dice que los hombres no pueden tener kata kefales, algo colgado, de sus cabezas. El versículo 14 explica que lo que no puede colgarse de las cabezas masculinas no es el velo, como kata kefales es traducido normalmente, sino cabellos largos. ¿Por qué? Porque los cabellos largos no fueron dados a ellos por la naturaleza, y, por tanto, usar cabellos largos deshonra al hombre. El v. 4 añade que, además de esto, los cabellos largos en el hombre deshonran su origen. Según la misma lógica, lo que las mujeres tienen que tener cubriendo sus cabezas son cabellos largos, que son su gloria y que fueron dados a ellas por la naturaleza para sustituir anti peribolaiou, un velo (v.14-15). Cubrir tal don sería actuar contra la naturaleza. Lo que los vv.5-6 añaden a la idea de cabellos largos es que esos tienen que ser peinados precisamente como una cobertura de la cabeza, y no usados sueltos. Así, la afirmación de los vv. 5-6 de que, si la mujer no usa los cabellos como una cobertura de la cabeza, ella bien podría rasparla, tiene sentido.

La argumentación de Pablo para mantener esta posición se basa en el orden de la creación, que hace referencias en los versículos 3, 7-8, 9 y 14. Kefale, en el v. 3, es traducido normalmente por “cabeza”, permitiendo así una lectura subordinacionista del texto. Pero kefale también tiene el sentido análogo de “origen” o “fuente”, y parece que Pablo juega con estos dos sentidos a lo largo del texto. Usando el sentido “origen”, en el v.3 se lee: “Quiero, sin embargo, que sepáis que el origen de todo hombre es Cristo, el origen de la mujer es el hombre, y el origen de Cristo es Dios”. Este versículo, entonces es una referencia clara a la creación, el único momento en que el origen de la mujer es el hombre. Pablo retoma esta misma referencia en los vv. 7-9 para dar énfasis al hecho de que el hombre no debe cubrir la cabeza, es decir, usar cabellera larga. Aquí la mujer es vista como siendo la gloria del hombre, como el hombre es la imagen de Dios, cada uno criado distintamente. El texto no dice que la mujer no fue también creada a la imagen de Dios. Pablo está tentando llamar la atención para las diferencias naturales que existen desde el inicio y que no deben ser ofuscadas.

Después de insistir que la mujer y el hombre tienen apariencia diferente desde su creación, él toma la nueva creación. En esta nueva creación, la mujer tiene el derecho de participar plenamente en las asambleas, orando y profetizando. Ahí aparece un versículo difícil por la construcción y por la referencia a los ángeles.

¿Cómo podemos leer el v. 10 relacionándolo a la nueva creación?
A partir de la construcción: frecuentemente Pablo usa el vocablo dia touto para referirse a lo que sigue y no a lo que precede. Así, “por causa de esto” apunta para el final del v. 10, y no para la historia de la creación que está en los vv. 7-9. No es por causa de la creación que la mujer debe tener autoridad, poder o control sobre su cabeza (exousian, que está traducido como “dependencia” en nuestras biblias, nunca tiene este sentido y tampoco Pablo lo usa así).

A partir de la referencia a los ángeles: ¿qué tienen ellos que ver con la autoridad de las mujeres en la nueva creación? Entre las decenas de interpretaciones de esta cuestión, parece que la que más conviene al pensamiento de Pablo es que el don de la profecía es mediado por los ángeles. Pablo reconoce que el Espíritu ha dado este don a las mujeres. Justamente en la nueva creación, entonces, las mujeres deben tener control o poder sobre sus propias cabezas al ejercer la profecía o la oración. Plen, en el v. 11, tiene el sentido: este es precisamente mi punto. Pablo continúa: “en Cristo no hay diferencia entre hombre y mujer”. Xoris, en este versículo, no quiere decir “inseparable”, sino “distinto de” o “diferente de”. Pablo está diciendo repetidamente que la mujer puede orar y profetizar igualmente como los hombres, porque en Cristo no hay una persona que controla a la otra. En la nueva creación, en Cristo, “no hay ni hombre ni mujer”. Pero la distinción física, que en las asambleas es visible a través de los cabellos, tiene que ser mantenida. Pablo termina su argumento refiriéndose a la práctica común: “No tenemos esta costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios” (11,16). ¿Cuál es la práctica a la cual se refiere sino aquella de los hombres usar cabellos largos y las mujeres usar cabellos sueltos?

¿Qué situación en Corinto podría haber provocado esta llamada de atención a algo que nosotros juzgaríamos un asunto de poca importancia? ¿Por qué Pablo habla de apariencia al tratar de problemas serios que están perturbando las asambleas? Parece que “vivir a la corintiana” era lo que hoy podríamos llamar de “vida bohemia”, o peor. Pederastia y otras formas de homosexualismo por parte de los hombres eran comunes en la ciudad, haciendo parte de las actividades normales de los frecuentadores de banquetes, por ejemplo. Esto sería suficiente para Pablo exigir que los hombres aparezcan como hombres, evitando el uso de cabellos largos. Esta preocupación parece volver en 6,9, donde Pablo ya planteó la cuestión de homosexualismo. Por parte de las mujeres, usar los cabellos sueltos era común en los cultos de misterio, como en el culto a Isis, figurando entre los pasos para el éxtasis deseado en la comunicación con lo divino. Por esta razón, las mujeres no deben usar cabellos sueltos. La comunidad debe tomar cuidado para que la apariencia de sus miembros no de a los extraños que pueden entrar durante las celebraciones la impresión de que están en medio de una confusión de gente loca (cf. 14,23) o descarada. Por lo contrario, dice Pablo al final de toda esta sección: “sino que todo se haga con decoro y con orden” (14,40).

¿Las mujeres pueden hablar en las Asambleas?
A pesar de la aceptación y reconocimiento por parte de Pablo de que las mujeres oren y profeticen en la asamblea (11,5) y de su exhortación en 14,1: “Aspirad a los dones del Espíritu, principalmente a la profecía”, los versículos 14,33b-35 han sido usados en las iglesias para silenciar a las mujeres. Para resolver esta cuestión, algunos comentaristas afirman que son una interpolación, no procedente de la mano de Pablo. Pero esto no parece resolver el problema. Más arriba sugerimos que estos versículos son una cita de un grupo de Corinto que quiere controlar a las mujeres, y que la refutación de Pablo la tenemos en los vv. 36-37. Además del estilo de diatriba de la carta indicar esta posibilidad, ¿hay otra evidencia en el texto que apoye esta interpretación?

La clave de la respuesta está en el v. 36. Pablo plantea dos cuestiones retóricas, cada una de las cuales es introducida por la partícula e. Un estudio de esta partícula en gramáticas y diccionarios indica que sirve como conjunción negativa, esto es, que es una refutación o negación de aquello que la precede. El hecho de el v. 36 repetir esa conjunción dos veces aumenta el tono emocional de negación. Además de esa conjunción negativa, el v. 36 emplea la forma masculina al plural monous en la frase: “¿O fuisteis vosotros los únicos (monous) que la recibisteis?”. Ahora bien, si Pablo concordase que las mujeres deben quedar calladas, él debería dirigirse a ellas, utilizando aquí la forma femenina, no la masculina.

Siguiendo estas observaciones y la exposición de encima sobre el estilo de las diatribas de la carta, podemos afirmar que Pablo está citando a los corintios. Ellos dicen: “estén calladas las mujeres en las asambleas, pues no les está permitido tomar la palabra” (v. 34). Pablo responde: “Por ventura (¡pero de qué vais!) la palabra de Dios tiene su punto de partida en vosotros (hombres)? ¿Por ventura (¡pero de qué vais!) fuisteis vosotros hombres, los únicos que la recibisteis?” (v. 36). Tal respuesta, leída de esta manera, está mucho más de acuerdo con lo que Pablo afirma en 11,5 y sigue de cerca la forma de toda la carta. Precisamente, fueron misioneras como Febe, Prisca y Áquila que trajeron, juntamente con Pablo, la Palabra a Corinto. Si las mujeres fueron involucradas en el trabajo misionero, participando juntamente con Pablo como “co-laboradoras”, hospedando iglesias y cumpliendo diaconías, ¿cómo es posible entender que aquí Pablo las esté mandando callar? Finalmente, el texto acaba con Pablo animando a los corintios a desear la profecía y a no prohibir el hablar en lenguas (14,39).

Nuestra conclusión es que es seguro leer los vv. 33b-35 como la posición de algunos miembros de la comunidad de Corinto (predominantemente los hombres, pero posiblemente algunas mujeres con la misma visión) que quieren imponer la superioridad de los hombres dentro de la asamblea. La respuesta de Pablo, coherente con su práctica y con el resto de sus escritos, es que ese modo de pensar es más un ejemplo de aquellos que, creyéndose los poderosos, los sabios y los importantes, quieren hacer callar y rebajar a quien ellos juzgan ser los débiles o despreciables. Pablo se opone enérgicamente a tal propuesta.

Conclusión
Pablo se asoció con mujeres, viéndolas como iguales, como colaboradoras, misioneras, apóstolas. Él no les ordena hacer esto o aquello, sino aparentemente las acepta como llamadas por Cristo como él. El sentido de igualdad que aparece en 1ª Cor sirve para dar un giro a varios tipos de iconoclasmos culturales. Respecto a las mujeres, esto conlleva participación plena en las comunidades cristianas, dado que en Cristo son hermanas de igual valor a los hermanos. Si hay algo que distingue al cristiano son los dones del Espíritu. De éstos, la caridad, que es el mayor, debe ser deseada por todos. De los otros dones, Pablo reconoce que los altos valores, como la profecía, el Espíritu se lo ha dado también a las mujeres.
Lejos de concordar con las restricciones encontradas en las cartas posteriores, la práctica y la enseñanza de Pablo las contradicen. Parece que el mismo Pablo exige un redescubrimiento y redefinición del papel de las mujeres en nuestras comunidades y estructuras eclesiales.

Bibliografía
***El artículo de Aline Steuer: “Pablo, ¿es antifeminista?”, apareció en AA. VV., Reflexos da Brisa Leve. A frei Carlos Mesters pela passagem de seu 60º aniversario, CEBI, Belo Horizonte, 1991, pp. 111-122.
CARREZ Maurice, «As Epístolas aos Coríntios», em CARREZ M., y otros. As Cartas de Paulo, Tiago e Judas, São Paulo, Paulinas, 1987, p.57-113.
FIORENZA Elizabeth S., In Memory of Her. New York, Crossroad, 1984.
FLANAGAN Neal & SNYDER Edwina, «Did Paul Put Women Down in 1 Cor 14:34-36?» Biblical Theological Bulletin, 11:10-12,1981.
HOEFELMANN Verter, «Corinto: Contradições e Conflitos de uma Comunidade Urbana», Estudos Bíblicos, 25: 21-33, 1990.
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Tradujo: Justino Martínez Pérez
justinofortaleza@gmail.com

quinta-feira, 8 de dezembro de 2011

UNA VEZ MÁS

Una vez más me invitas
a preparar los caminos, los nuevos y los de siempre,
por donde Tú vienes trayendo buenas noticias.
Gracias, Señor.


Porque cuentas conmigo
para allanar colinas y valles
y para desterrar mentiras y opresiones...
Gracias, Señor.

Porque te pones en la senda
por la que yo voy caminando
para que te encuentre...
Gracias, Señor.

Porque entras en mi casa
y quieres hacer de ella una morada nueva
para todos los que caminan y se acercan...
Gracias, Señor.

Porque puedo proclamar,
después de haber sentido y vivido tu toque de gracia,
que el bautismo con Espíritu Santo nos recrea.
Gracias, Señor

Una vez más me invitas
a adentrarme en el desierto para hacerme persona nueva
acogiendo a tus mensajeros y tu evangelio.
Gracias, Señor.

Tú me has encontrado,
y ese toque tan tuyo me está transformando.
La vida ya germina dentro de mí.
Gracias, Señor.

Florentino Ulibarri